Que es para mí el doblaje.


Desde que empecé a conocer la amistad, siempre hubo alguien metido en este tema.

La curiosidad me podía, yo también quería aprender a utilizar mi voz, sin embargo, ante la falta del material necesario, busqué la alternativa más parecida: El canto.

Estuve cinco años en una coral gratuita, parte de las clases extra-escolares de mi instituto. Ahí aprendí bastante sobre la voz. Muchas cosas que a día de hoy parecen un pequeño grano de arena. Probablemente, tras el deje y la decepción, olvidé gran parte de ellas. Siempre me ha gustado cantar, pero algo me invadía y me hacía tener curiosidad. Yo también quería ver mi voz en la cara de otra persona. ¿Cómo quedaría?

Recuerdo como años atrás, en silencio y sin comentárselo a nadie, comencé a grabar algo. Fue el primer capítulo del anime de uno de mis mangas preferidos. No tenía ni idea del tema de aquella, y como el que no sabe, copiaba curvaturas, dejaba palabras que deberían obviarse o traducirse y carecía de toda proyección frente a lo más parecido que tenía a un micrófono; la cámara web. ¿Cómo eso podría quedar bien? No había manera.

Al darme cuenta de que era un imposible, lo dejé de lado y empecé de volcarme más en lo que siempre me había volcado: El dibujo. Dibujé y dibujé hasta olvidarme de mi misma, pero tras las canciones habían textos que recitaba y dentro de ellas, palabras que memorizaba. Habían voces que me pedían ser reconocidas, voces para interactuar conmigo.

Al tiempo encontré películas de siempre modificadas como nunca de una manera sorprendente que te hacían reír de lo que anteriormente eran llantos. Películas originales con voces desconocidas. ¿Quiénes serían? Tras buscar e informarme, descubrí varias cosas de ese mundo tan lejano y oculto para mí. Volví a recordar aquél vago intento y quise repetirlo, esta vez con una animación diferente, contando con gente. Nada especial, veo a día de hoy, nadie que sepa, pero al menos éramos más de uno y había micrófono. En mi cabeza era posible, era precioso, cosa que ha día de hoy entiendo que no.

Nunca se hizo nada de aquella descabellada idea y yo seguía en silencio, muda tras la pantalla, escuchando a los demás. ¿Por qué no podía formar parte de ese lugar?

Claramente, no tenía con que grabarme, no sabía hacerlo y mi ordenador no soportaría esas cosas. Ese mundo volvía a alejarse de mí, como riéndose de mi empeño destrozado.

Presumiré de decir que nunca reconocí más que las voces de mi infancia. Reiré al comentar que jamás me llamó la atención dicho tema, y no sentiré que esté mintiendo. No, no lo hizo hasta que las primeras amistades llegaron. ¿Por qué había eso en común?

A veces sonaban nombres de personas que guardaba en mi memoria, por si algún día, en alguna parte de la red les encontraba, poder preguntarles alguna cosa más.

Que gracia a día de hoy encontrar que todas esas personas de las que alguna vez oí hablar, sean parte de mi vida presente. De la más inexplicable casualidad, de la más extraña confusión, cual fan persiguiendo un sueño inventado, se abrió ante mí una puerta. No era una puerta cualquiera, era una puerta decorada de luces y corazones, dispuesta a enseñarme.

¿Por qué no? Si lo miramos realmente, yo llevaba años llamando frenéticamente a esa puerta. Algún día tendría que abrirse y dejarme pasar. Quise empezar con buen pie.

¿Qué he de hacer? ¿A dónde he de ir? ¿Con quién he de hablar? Tras el primer día de silencio, empezó todo. Esos dejes en el habla, esas manías, se fueron corrigiendo poco a poco, tal y como a día de hoy hacen. No es un proceso rápido ni fácil, pero si divertido. He descubierto al tiempo que todas las personas importantes que hay a mi alrededor, son parte de un mismo mundo. Han estado en el mundo del dibujo, evidentemente si no mucho tiempo, alguno. Y pertenecen indudablemente al de la voz.

La voz, cosa que descubrí no hará demasiado. Una gran arma, una gran defensa, todo lo que quieras ser puede cedértelo. El habla nos hizo grandes en su día y seguimos siéndolo gracias a eso. ¿Por qué menospreciarla? Vamos a hablar bien… Queramos a nuestras voces.

Hoy puedo decir, que tras todo eso, el doblaje es una pieza importante en el puzzle de mi vida.

Y sé que seguirá creciendo.
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Este texto lo escribí hace bastante, pero me apetecía subirlo.

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