Al borde



Sólo quiero consumirme hasta desaparecer. Quiero volverme cada vez más pequeña, porque parece que así sería más visible. Más gente podría fijarse en mí. Pero a la vez no estoy segura de querer esa atención. Siento que no puedo llegar a disfrutar de nada y quiero dejar de existir. Pero a la vez la idea me aterra. Estoy constantemente bloqueada, paralizada. Viendo las horas pasar sin hacer nada. Deseando que llegue alguien que avive mi llama y me haga sentir viva de nuevo. O deseando que se apague del todo de una vez. Pero este sinvivir me está agotando. Ni siquiera podría describir las causas de forma concisa, me perdería en un mar de cosas y acabaría perdida... Me castigo, me torturo. Me aislo. Sufro por lo que me hago. Pero siento que no merezco nada. Creo que si sufro compensaré lo que hago. Creo que si sufro, podré darme cuenta de algo. Quiero despertarme. No quiero seguir sintiendo que la vida es esto. Perdida constantemente, recordando amores rotos, pasados, amistades olvidadas, fracasos, pérdidas, deudas... Quiero despertarme y sentirme feliz por ver el sol. Quiero ser capaz de disfrutar de nuevo un verano. Tener energía para hacer todo lo que es indispensable para vivir. Como comer, limpiar, tener higiene propia... Y que me sobre energía para hacer más cosas. Quiero disfrutar mi vida. Y lo veo inalcanzable... Así que, quiero desaparecer.

Desfogue familiar

A veces siento envidia de quienes tienen cerca a su familia. Es cierto que al final, familia es quien está contigo y no con quien compartes sangre. Hay gente de mi familia que ni siquiera conozco. Pero también hay gente con quien tengo bonitos recuerdos que ahora parecen inalcanzables. Por cosas de trabajo, yo nací a más de 1000km de dónde está prácticamente toda mi familia. Íbamos a visitarles una o dos veces al año hasta que mis padres se separaron y todo se volvió más difícil. A penas tengo recuerdos con mis abuelos. Ni siquiera puedo imaginar sus voces. De algunos primos mis últimos recuerdos son de cuando tenía unos 10 años. Después ellos ya eran grandes y siempre estaban ocupados. De otros directamente no sé nada. A veces pienso que debería darme igual, porque ni ellos piensan en mí ni yo en ellos. Pero no es del todo así. Yo sigo teniendo algunos recuerdos y la extraña sensación de que nunca podré encajar en ninguna familia. Mi padre casi nunca estaba en casa. Prácticamente me crió siempre mi madre. La poca familia que tengo cerca desde la ruptura la relación es diferente y las creencias e ideologías hacen la comunicación muy difícil. Siempre me siento atacada por ser como soy. Y a veces pienso que sólo tengo a mi madre pero se me da tan mal expresarme que tampoco hago nada al respecto. Cuando era niña y mi prima A. nació me puse celosa porque yo quería mucho a su madre y ella pasó a ser el centro de atención. Y aunque tuvimos algunas riñas creo que es la prima con la que más tiempo he estado. Y te echo de menos, hace años que no te veo. Creo que es la única que sigo sintiendo que está ahí. Igual porque, aunque poco, hablamos. Del resto... Bueno. Siempre ha sido difícil lidiar conmigo. Si me vas detrás me agobio y si me ignoras también. Me gustaría poder volver a ser una niña jugando sin preocupaciones. Ni siquiera se a dónde quiero llegar...

Cervatillo



Quiero protegerte de los lobos, cervatillo.
Dices que te asustan, que me quieres.
Pero si parpadeo estas con ellos. 
Sonriendo, encandilado.
Cervatillo, habitualmente eres engañado. 

Quiero protegerte de los lobos, cervatillo.
Pero si corro hacia ti te asustas y huyes,
me dejas a solas con ellos.
Me culpas de hacer ruido al llegar.
No sospechas que el peligro está en el silencio de sus pisadas y no en el ruido de las mías.

Y me dices que me quieres, y me dices
lo que temes y aun así vuelves
y vuelves y vuelves.

Te veo en espiral entre las zarzas,
me alejo sintiéndome impotente.
Y duermes y duermes y duermes.
Me quedo en silencio, te dejo tu espacio. Intento olvidarme y un día, sangrando, reapareces.

Quiero protegerte de los lobos, cervatillo. Pero no me dejas. Les crees cuando te dicen que se hablan con la luna. Y en realidad sólo aullan porque saben que al final, te van a comer.

Te alejas y vuelves. No es nada constante.
Y lo siento si soy menos interesante.
Pero no dejes que te cazen, cervatillo.
No quiero ahogarme en tus lluvias,
no quiero verte caer.

Quiero protegerte de los lobos, cervatillo.
Y sacaré mi escopeta sin titubear
si lo viese necesario.

Ten cuidado.

Tócame





Tócame, sí.
Que tus dedos, guitarrista,
sean acordes en mi piel.
Tócame, va.
Que mi voz te hará los coros,
sólo debes respirar.

Deja que sea tus canciones,
que te vea en ocasiones,
pero nunca me menciones,
no querría molestar.

Para ti las ovaciones,
para mi las conclusiones,
junto a ti las ilusiones,
no me quiero despertar.

Tócame, sí.
Tócame, va.