Llorando palabras


¿Me gustaba cuando sufría por ti?
¿Me lo pasaba bien contigo?
Siempre me has dejado muchas dudas que no han hecho más que, lentamente, destuirme.

No creo que pueda gustarme sufrir,
y aún así, ¿por qué noto esta calidez en mi pecho cuando te recuerdo? ¿Ardo de melancolía? ¿Ardo de rabia?

No creo que lo pasase bien. Me recuerdo preocupada, angustiada, estresada. Me recuerdo llorando, y dándolo todo como espero que nunca jamás vuelva a dar a nadie. Pues eso es tortura, y falta de amor propio. Sin embargo, en las fotografías, esas pocas, poquísimas que me hacías, sonreía. ¿Sonreía porque estabas tú? ¿Sonreía porque podía verte? ¿Sonreía porque consideraba un lujo que quisieras fotografiarme? No lo se.

Siempre siento que aquella forma de padecer sacaba el lado más artístico que jamás he visto en mi. Me siento muriendo, en la falsa comodidad, en el reproche, en la incapacidad de hacer nada por mí misma. 

Me siento muriendo en la tranquilidad, la que nunca tuve. En el cautiverio en el que me hallo, dónde debería ser feliz según los cuentos. Dónde debería ser princesa.

Pero no, no encaja conmigo. Seré un príncipe, que aunque lesionado, quiere salir a la aventura. Sí. Eso debe ser.
Porque no puede ocurrir que me gustase sufrir. No puede ocurrir. Porque cuando ahora sufro no disfruto. Y sufro sola y en silencio porque cuando hablo, cuando lloro, de nuevo la culpa es de la víctima, es peor.

Y en aquel entonces, estaba muy bien, porque era el centro de atención. Juventud y belleza. Pero ahora, nadie apoya, no consuela. Ahora llora sola. Preguntándose, sobre sí, de repente en tercera persona como tratandonde evadir su realidad, si realmente importó algo nunca. Preguntándose la vida. Llorandose en silencio, llorandose encima.

Siempre le dejó muchas dudas, que no han hecho más que, lentamente, destruirla.

¿Qué sintió? ¿Qué sentía?