El fuego por emoción.


Cuando todo choca en mi cabeza, se crean explosiones.

Saldría fuego de mi boca, pero la tapo con mis manos para no quemarte.
Lleno mis dedos de heridas, y hierven bajo un caliente descontrol.
Entonces, cojo el lápiz y dibujo su rostro. Una y otra vez, ardiente como el fuego que me quema las palmas, las yemas. Ira y desacuerdo. Ataduras, poco movimiento.

Son malas combinaciones para un ambicioso ser, son malas soluciones si es que existen.

Aún a pesar de mi llameante aliento y la seductora oscuridad, trato de evitar que la violencia se agite como el viento para no romperte el antifaz.

Si por una vez pudiese evitar el caos y el descontrol...
En algún momento, racioné mi memoria.
Ir descubriéndola como quien lee un libro, es antagónico a la gloria.

Siempre atraje las casualidades, siempre atraje la maldad.Las maldiciones me persiguen, soy de ellas su deidad.
Más sin importar demasiado, mis dedos siguen quemados.
Luce roto mi disfraz por cuchillos afilados.

¿Quien me creería en esta posición? Que hubo un día que sin quererlo dominaba todo Orión.

El poder, sobre una mano. La justicia, sobre otra.
Siempre quise saber que pasaría si entrelazaba mis propios dedos.

¿Explotarían igual que todo dentro de mi cabeza?
El fuego detrás de mí, siempre lo ha quemado todo... borrando mi rastro.
Con el viento avivo sus llamas, y con el agua las apago.
Simplemente con su ayuda, tendría todo el poder.
Pero me resigno, igual que siempre me he resignado.
Por buscar algo nuevo, perdido, desolado.

Y mis manos me llevan al pasado, donde,después de mucho tiempo, tu rostro vuelve a ser presente.

En una mano el poder, el lápiz. En otra la justicia, el papel.
¿Es esta mi condena?

Las copas cayeron por que tiré del mantel.
El fichero de ajedrez quedó destruido tras la última partida.
¿Que haré en la próxima vida?

Peón mata a la reina, y termina la jugada.
Si ese es vuestro plan, estoy atenta y preparada.
Que me corten la cabeza. Nunca podrán eliminarme... 

El fuego ganará al fuego, cortando con sus llamas las propias llamas de su hermano...
Un hermano que nunca debió conocer.


Con mis manos tapo mi boca. Para que nadie vea el fuego que escupo al enfurecer,
que mi alma evoca.

Cuando todo choca en mi cabeza, se crean explosiones.
Y la hermosa confusión, me absorbe con canciones.

Late, corazón. No evites emociones; nunca estarán de más, jamás.

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