Lo que sufres

Hace muchos años que camino a tu lado. Parece que tu imagen difusa por fin empieza a esclarecerse, pero con ella no vienen soluciones si no problemas. Veo que tu mundo se hace cuesta arriba y aún así, actúas indiferente, como has hecho siempre. Aunque a veces molesto, siempre preocupado por los demás.

Te he visto sufrir innumerables veces. Ninguna me ha gustado. Sé que te he dejado sólo mucho tiempo, muchas veces. Otras personas fueron llenando el hueco que no era capaz de mantener. Por mi falta de energía, mi falta de todo. Pero aún así, juraría que te conozco. Nunca tendré claro si yo soy para ti lo que tu eres para mí, pero aún así, no puedo mantenerme quieta ante tu llanto, tu llamada de auxilio, tu grito de ayuda. Mis dudas, quizá nunca sean más fuertes que mis sentimientos.

He llorado largas tardes pensando que te perdía, o que ya te había perdido. Incapaz de salir a por ti, incapaz de decírtelo, de decirte nada. Pero, de alguna forma y como siempre, tu volvías a aparecer. Venías a mí en mi tristeza. Quizá sea eso lo que me impide dejarte sólo en la tuya.

¿Qué clase de relación tenemos?
Tu eras la luz, yo era la sombra.

Ahora te miro y veo demasiadas preocupaciones. ¿Cómo vas a brillar de esa forma? Espero no sólo secar tus lágrimas si quieres mostrarlas, si no poder ayudarte a no derramarlas.

¿Sigues siendo la misma persona? A veces me lo pregunto, cuando pasan largos tiempos. Pero entonces me abrazas y pones mis piernas sobre las tuyas, tu cabeza en mi hombro y volvemos a ser lo que sea que hayamos sido siempre.

Hoy estás esperando mi ayuda. Es verano, prácticamente. Debería hacer sol, pero como siempre, la tormenta viene a ti. Y cuando lloras llueve, cuando gritas truena.

Iré a ayudarte a pesar de que todo sea de imprevisto. Aunque no se cómo. Sólo perdóname por mis ausencias.

Quizá tu seas a quién llevaba toda la vida buscando... ¿Quién sabe? Somos muy ciegos.

Y si no lo eres, tampoco importa. Porque aún así, para mí, eres mi hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario