Durmiendo de la realidad

Me paso el día durmiendo en busca de un sueño perfecto. De otro viaje maravilloso. De poder huir de la realidad.

No me interesa la realidad. Hay demasiadas pocas cosas que para mi tengan el suficiente valor como para volver a despertar. Y cuando estas te fallan, sólo quieres volver a dormirte.

En mis sueños siempre hay magia. Quizá hasta en las pesadillas. Siempre ocurre algo que me hace palpitar el corazón. Que me hace sentir viva. Más que la vida misma.

En la realidad, el cuerpo me duele, la voz no me sale, me cuesta prestar atención y entender a los demás. No sé hacerme ver. En la realidad sólo soy una hormiga, cohibida, temerosa. En los sueños puedo ser lo que yo quiera, puedo volar, puedo ser completamente sincera. No sólo con los demás. También conmigo misma.

Paso las horas despierta esperando un abrazo, unas caricias. Que me vuelvan a inducir a ese sueño, desde el amor, desde el cariño.

Quisiera dormir hasta que todos los problemas se solucionasen. Hasta que las injusticias terminasen. Hasta que la discriminación, el acoso y la violencia, fuesen palabras de un turbio y vergonzoso pasado. Pero esas cosas no van a ocurrir solas mientras duermo.

Intento aportar mi grano de arena cuando despierto. Pero la realidad me agota. Me agota mucho. Y las mentiras... Odio las mentiras. Cada mentira, me parte en mil pedazos.

Y me han mentido tanto... Me he roto tantas veces... Que ya creo que sólo soy polvo de estrellas.

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